Con esta receta vasca de lubina resuelvo cualquier cena con cuatro ingredientes y me las doy de parrillero

Con un truco de asador, este plato de pescado se puede resolver en media hora y estar lleno de sabor

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Muchas veces acusamos a algunos pescados de cortos de sabor, pretendiendo que por muy poco dinero consigan emular la potencia de ejemplares salvajes de más tamaño y edad.

Una queja habitual cuando compramos pescado de acuicultura que, sin embargo, al que podemos sacar mucho partido con algunas recetas que no son nada complicadas y que nos resuelven una cena fácil con lubinas, doradas o corvinas.

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Por eso, cuando estoy solo y me apetece darme un pequeño homenaje doméstico, recurro habitualmente a la lubina de acuicultura como una buena solución para comer pescado al horno y tener esos recuerdos de parrilla vasca que tan buen resultado da.

Precisamente lo que sucede con esta lubina a la donostiarra, una preparación sencillísima que es perfecta para cenas individuales o en pareja y que no nos exige ser más artista de la cuenta.

La gracia de la preparación es emular a los clásicos de la cocina vasca como el rodaballo a la parrilla con apenas tres ingredientes. En este caso, insisto, vale con unas lubinas de ración.

El secreto de la receta es nulo y solo necesitamos tener bien limpias y abiertas por la mitad las lubinas. Una vez preparadas, precalentamos el horno a 200 ºC y dejamos lista una bandeja refractaria con un poquito de aceite, para que esté engrasada.

Mientras tanto, en una sartén o plancha doramos la lubina con la piel hacia arriba. Bastarán tres o cuatro minutos, pues solo queremos marcarla y no cocinarla por completo. Pasado ese tiempo, ponemos la lubina con la piel hacia abajo en la bandeja de horno, la salpimentamos y la dejamos cocinar unos 10 minutos, hasta que esté lista.

Aprovechando ese momento, en la sartén anterior salteamos unos ajos laminados y una guindilla (si queremos) en un poco de aceite de oliva virgen extra y, cuando ya tengan el tono que queremos, los retiramos del fuego e incorporamos un chorro de vinagre y, cuando la lubina esté lista, devolvemos los jugos de la bandeja a la sartén, integrando bien con unas varillas y sirviendo este refrito sobre nuestra lubina y tendremos un platazo de parrillero sin complicarnos la vida.

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